miércoles, 18 de abril de 2007

POESÍA INCOMPLETA (1999)

Para concluir un nuevo ciclo que se cierra con el siglo, bajo este título SABERIUS reúne nuevas composiciones al lado de sus más logradas composiciones poéticas fin de siècle procedentes de "RECOPILATORIO" (1996) y "POEMAS DE AMOR Y SOMBRA (1993), en un volúmen definitivo y antológico estructurado por su diversidad temática:
-POESÍA AMOROSA (Que incluye poemas como "Desde el acantilado", "Quédate por si acaso", "Volverás a Matiora" o "Recuerdos desde Petra (construidos con palabras)", junto a otros como "Para cuando lo necesites", "Lo sabías... y no me lo dijiste", "¿De qué sirve?", "Me has reconocido", "¿Por qúe me haces insistir?", "Sin tu presencia estamos vendidos", "Es ahora o nunca", "Excéntrico", "A ciegas", "Te busqué y no te encontré", "Te volví a buscar y apareciste", "Tardaste una tarde tardía", "Ausencia" o "Encuentro inesperado")
-POESÍA METAFÍSICA (Con composiciones como "El espejo", "El tiempo", "Vacío de sabiduría" )
-POESÍA DESESPERADA (Que incorpora nuevos títulos al lado de "Te busqué y no te encontré" como "Sin remisión" o "Sin despedirte")
-POESÍA SOCIAL (Que incorpora nuevos títulos como "Como almas gemelas", "Extraños sin el paraíso", "Precoces", "Licores", "Dejadnos vivir", "Cortometrajes").

En todos ellos predomina la rima libre, asonante, con algunas excepciones en las que aparecen composiciones estróficas más elaboradas como sonetos, coplas de pie quebrado, cuartetos y redondillas.

A continuación se transcribe el poema ANIMALARIA, con el que SABERIUS fue invitado a participar en el Recorrido Romántico de León, y que apareció publicado en el libro poético de la mencionada edición y RECUERDOS DESDE PETRA (CONSTRUIDOS CON PALABRAS), que fue publicado por la prestigiosa revista de poesía internacional ENTRE LÍNEAS, dirigida por Joan Margarit.
En breve irán apareciendo en la Web, a petición de numerosos lectores, otros titulos.



ANIMALARIA


Todo animal posee en su bravura,

en el instinto de salvaje libertad,

la inspiración del poeta en su escritura

la infatigable búsqueda de una verdad

o del concepto de hermosura.



La indómita rebeldía del caballo

desconoce las riendas

que pretenden conducir su paso,

descubriendo al trote nuevas sendas

acercándose al mito del eterno Pegaso.



Imposible obviar la existencia del Centauro

que lo fundía con el humano

rebautizando al cuatrero fordiano

de las llanuras del Colorado...



Tampoco se olviden del Unicornio

elegido entre los dioses, enviado de fortuna,

inmortalizado por el genio melódico de Silvio

capaz de contemplar junto a él la misma luna,

tiñéndole de azul para imaginar su vuelo

entre el firmamento y el espejo de las aguas calmas

como una firme voluntad por conquistar ese anhelo,

las ilusiones apagadas por el desencanto del alma,

las inquietudes fustigadas por la incomprensión y el desconsuelo.



Cuando el caballo alazán de nuestros sueños

se hiera en el intento de alcanzar una vez más

la imagen real que sólo era un reflejo

el pájaro en mano que al volar se transforma en ciento

la figura ideal que proyectaba el espejo

en el invierno de nuestro descontento

el hombre, tu fiel aliado,

te sanará esa llaga abierta en tu inocencia

de salvaguardar lo admirable de nuestra esencia

las mejores intenciones, los hermosos gestos del pasado,

lo más preciado de nuestra conciencia,

el arte presente del intérprete

o la bendita memoria del escritor

que capta sin alardes lo que no puede ocurrírsete

la extraña belleza de la intimidad

o la experiencia única del amor.


El ser humano te dispensará sus cuidados

de igual forma que está llamado

a recuperar el vuelo de Pegaso,

la imponente presencia del Centauro,

la fascinación secreta del Unicornio

(descrita en aquella canción),

el retrato siempre acertado de lo cotidiano

y la valiente apuesta por esa condición

que reviste de mágicos poderes

a todo aquél que la detenta:

La imaginación.



RECUERDOS DESDE PETRA (Construidos con palabras)


“La ciudad eterna...”, dijiste una vez,

“...conservada por el tiempo”, añadiste,

y no te referías a Roma, ni a París, ni a tantas otras...


“La ciudad encantada...”, me hiciste ver,

“...que se mantiene indeleble”, repusiste,

y no sugerías el pasado de Cartago, ni las ruinas griegas,

ni otros mitos inmortales de civilizaciones arcanas.


“La ciudad escondida...”, me revelabas,

“...la más misteriosa de cuantas hubo”, me declarabas,

y no te remitías a la fábula ni a la leyenda,

ni a la sumergida hipótesis de la Atlántida.


“La mansión de nuestros sueños...”, afirmaste,

“...la que siempre deseamos”, reconociste,

y no pensabas en Khubla-Khan, Xanadú o Shangri-lá...


Tan sólo quisiste rescatar nuestro itinerario

haciéndome partícipe de la belleza de sus edificios excavados

en la dureza de la roca,

la fortaleza del amor haciendo frente a lo adverso,

la grandeza de lo recóndito,

la permanencia de lo más íntimo.



QUÉDATE POR SI ACASO


Por si acaso hace frío

y la escarcha recubre el camino de vuelta

y te encuentras a solas sin poder guarecerte...


Por si acaso la brújula se trastorna,

el sereno se duerme, el gendarme no está de guardia,

los taxis dejan de hacer la ronda y los maquinistas convocan la huelga...


Por si acaso aún te acuerdas de algo que pudo herirte,

de esa mala interpretación sin intención alguna,

de las lenguas viperinas o los diálogos envenenados...


Por si acaso te espanta mi voz en la noche

ya demasiado lejos de mi morada

perdida en la confusión de los gatos pardos,

en los fieros ladridos del perro desconocido,

en las macabras pesadillas que habitan en la oscuridad del bosque

o en la tiniebla aún más poblada de las selvas...

Por si acaso te pido que vuelvas...



VOLVERÁS A MATIORA
(O emprenderás tu “Retorno a Brideshead”)


Me dijiste que nunca volverías,
que habías desertado para siempre de las humildes moradas,
de la techumbre carcomida por el tiempo,
de las reminiscencias de nuestro pasado,
del rescoldo de llamas extinguidas,
de las sublimes series británicas
(sobre la decadencia del Imperio)
de aquél cine soviético subtitulado
de las complicidades de las filmotecas...

Me dijiste que desertabas
de los rancios relatos, de los viejos teatros,
de los salones decimonónicos, de las antiguas costumbres,
de nuestra relación pasada por agua,
que cambiabas lo demasiado conocido
por la aventura de lo venidero,
en aras de la nueva sociedad y del progreso,
lo dijiste, si mal no recuerdo...

Me dijiste que olvidabas lo ancestral,
que renacías de tus cenizas para convertirte en Fénix,
que te avergonzabas de tu pretérito para no referirte a él,
que obviabas cualquier tema de antaño o conversación de entonces,
que evitabas el documental y el manido cine de época,
los dramas de la BBC basados en clásicos literarios
sobre épocas gloriosas venidas a menos, y sobre todo,
las películas rusas subtituladas que proponían
el retorno a lugares otrora habitados,
me dijiste todo esto, y la memoria no me falla...

Me dijiste que partías,
no sabías muy bien si hacia otro lugar o hacia otra época,
hacia la cuarta o quinta dimensión, o hacia La Meca,
que alguna vez coincidiríamos si elegía tu dirección,
lo dijiste, seguro, de eso no puedo olvidarme...

Me dijiste que no escribirías,
que aquello era firme, que nunca te arrepentirías,
que tu decisión era irreversible e inamovible,
incuestionable e irrevocable, claro que lo dijiste...



Al cabo del tiempo has vuelto,
no sólo por nostalgia sino también con deseo,
no sólo por compasión sino también por necesidad,
no sólo por curiosidad, sino incluso por verdadero apego,
no sólo por mí, sino sobre todo por ti...
Con los años te retractaste,
te deshiciste de tu firme decisión, ahora anticuada,
de tus rígidos pensamientos de modernidad, ya obsoletos,
de tu poderoso arrebato en busca de nuevas sociedades
y en aras del progreso humano
y regresaste...
Y te acordaste de quien en aquél lugar desvencijado tanto te amó,
y de las costumbres de antaño que hicimos nuestras;
y de vuelta de todo buscabas no sólo comprensión
sino también sentimientos,
y te acordaste de los ancianos documentales, de las imágenes de archivo,
y de los dramas seriados de época como “Retorno a Brideshead”
y del título de aquella película rusa subtitulada que una vez nos hizo llorar
y ahora te recordaba
tu vida entera:
“Volverás a Matiora”.


DESDE EL ACANTILADO:

Desde el acantilado

observé las olas al romper

contra los escollos...


Ese arrebato súbito de la mar

revivía de nuevo aquél instante

de nuestra separación...


Y tú permanecías como una diosa

al borde del abismo

tu melena ondeando al conjuro del viento...


Y desde la profundidad de tu mirada

supiste salir al encuentro

de nuestro mutuo sentimiento

sin decirnos nada...



DEDICATORIAS:
"Desde el acantilado" está dedicado a Natalia Fernández.
"Volverás a Matiora" está dedicado a Arina Rogozina.
"Quédate por si acaso" está dedicado a Estefanía Muñiz (www.estefaniamuniz.com)
"Recuerdos desde Petra" está dedicado a Ana Domingo. (www.anadomingo.com)